La plataforma Airbnb acompaña a Jessica Nabongo a Jordania y Pekín

Jessica Nabongo es una trotamundos veterana con una meta ambiciosa: convertirse en la primera mujer negra en visitar todos los países del mundo. Nos ha descrito su día a día durante dos de las etapas de su viaje, una en Jordania y otra en China, e incluso nos ha contado qué tal le fue probando unas cuantas experiencias disponibles a través de Airbnb.

Jordania ocupaba el puesto 139 en la lista de países que visité en mi objetivo de convertirme en la primera mujer negra en viajar a todos los países del mundo. De los 18 países que componen la región de Oriente Medio, he visitado 12 y Jordania es, de lejos, uno de los más seguros y bonitos.

Tiene frontera con Palestina, Israel, Siria, Irak y Arabia Saudí y, por eso, algunos confunden los problemas de sus vecinos con los suyos, aunque nada más lejos de la realidad. Jordania, país de mayoría musulmana, es bastante más liberal que muchos de sus homólogos en Oriente Medio. Si sales en la capital, Ammán, verás a muchos jordanos disfrutando de la vida nocturna y, en particular, del vino jordano.

Durante mi estancia en Ammán, vi una experiencia de cata de vinos anunciada a través de Airbnb y me apunté. Para mi sorpresa, mientras buscaba experiencias durante los pocos días que pasé en la capital, ¡descubrí que Jordania es un país productor de vinos y que a los jordanos les gusta disfrutarlo! La experiencia se celebró en la sala de catas de la bodega Jordan River Wines, en el centro de la ciudad. Empezó con una breve presentación de la sala de catas, seguida de la historia sobre los orígenes de la empresa antes de que nos sentáramos a degustar un vino maridado con quesos.

Catamos seis tipos de vinos diferentes. ¡El Cabernet Sauvignon de edición limitada ha sido uno de los mejores vinos que he probado de un tiempo a esta parte! Ha ganado varios premios internacionales y es que, con tan solo mojarte los labios, sabrás por qué acumula tantas medallas. El tinto clásico, digno competidor para hacerle sombra al Cabernet, es uno de esos vinos de los que yo me pondría una copa todas las noches para cenar. Los quesos del maridaje no eran jordanos, pero nos llevaron de paseo por toda Europa.

La segunda experiencia disponible a través de Airbnb que probé en Ammán fue hacer jabón de Aleppo con una artesana local. Lara, la anfitriona, es una mujer de negocios siria residente en Jordania que se dedica principalmente a ayudar a las refugiadas sirias creando puestos de trabajo para ellas. A día de hoy, tiene contratadas a 40 mujeres.

Pero Ammán no es la única joya que esconde Jordania. A unas dos horas al sur, está Petra: un complejo que te dejará boquiabierto y cuya antigüedad data del siglo V a. C. Esta maravilla del mundo no te decepcionará, independientemente de que decidas hacer una ruta de varios días o tan solo una excursión de un día para visitar el Siq y el Tesoro.

Si continúas el viaje en coche hacia el sur, descubrirás Wadi Rum, un bello oasis del desierto que parece de otro mundo. Wadi Rum, con su arena suave y roja, más fina que la de las mejores playas de arena blanca, y un terreno salpicado de montañas escarpadas, es un lugar idílico para disfrutar de la puesta de sol o dar un paseo en camello al amanecer.

En septiembre llegué a China, país que ocupaba el puesto 141 en mi viaje. Pekín, la capital de China, es una gran urbe en continuo crecimiento con una historia de 3000 años.

Los viajeros de Estados Unidos y de otros países determinados, tienen la suerte de poder visitar Pekín con un visado de tránsito de 144 horas. Es gratuito y te permite pasar seis días conociendo la ciudad sin tener que emplear el tiempo y el dinero que requiere solicitar un visado tradicional. Seis días son suficientes para ir a la Gran Muralla china y perderte por los hutongs (los estrechos callejones del Pekín más tradicional que aún se conservan hoy en día), comer pato pequinés y apuntarte a varias experiencias disponibles a través de la plataforma Airbnb.

Los hutongs son las callejuelas típicas de las ciudades del norte de China, especialmente de Pekín. Estas calles tradicionales se remontan al siglo XIII y la entrada a los más grandes está marcada por enormes y preciosas Paifang (puertas tradicionales chinas), como esta.

En una ciudad de casi 22 millones de habitantes, es normal que las calles estén un poco abarrotadas a veces, especialmente en los estrechos hutongs, pero forma parte de la esencia de Pekín.

Durante mi visita, me alojé en una casa china tradicional con patio. Hay un montón de anuncios de este tipo de alojamientos en la plataforma Airbnb. En el que yo me alojé está en la parte este de Pekín y el patio es el lugar perfecto para disfrutar del desayuno mientras el aire fresco del otoño te da en la cara.

No puedes decir que has visitado Pekín sin ir a la Muralla china, una de las maravillas del mundo moderno. La Gran Muralla es larguísima (21.196 km para ser exactos) y muy antigua (los primeros tramos datan del 220 – 206 a. C.). Para ir a conocerla desde Pekín basta con una excursión de un día. Consejo de experto: si quieres visitar una sección más tranquila de la muralla, ve a Jinshanling, donde evitarás a las hordas de turistas.

Otro clásico que no te puedes perder es la Ciudad Prohibida en el centro de Pekín, hogar de emperadores y el centro ceremonial y político del Gobierno chino durante casi 500 años.

De igual forma, el Templo del Cielo es de visita obligada: era el sitio donde los emperadores de las dinastías Ming y Qing celebraban ceremonias anuales para pedir al Cielo por una buena cosecha. Parte del complejo es un enorme parque en el que verás a jubilados caminando a buen ritmo, jugando a las cartas, tejiendo o simplemente pasando el rato al aire libre.

Entre visitas turísticas, pude participar en una de las muchas y fantásticas experiencias disponibles a través de Airbnb que se ofrecen en Beijing: un taller de caligrafía china sobre un abanico tradicional. No solo pude aprender la historia de este antiguo arte, sino que también practiqué la escritura de varios caracteres chinos antiguos antes de elegir cuáles pintar en el abanico. La experiencia concluyó con té y postres chinos.

También participé en una entrenamiento de kung-fu chino tradicional, que fue realmente único y revelado. Baoxuan, que se ha formado en el kung-fu desde su infancia, es el anfitrión de la experiencia, y nos enseñó tanto los movimientos del kung-fu como la filosofía que hay detrás.